Un antiguo convento y un cementerio de frailes, la historia detrás de la plaza de Tirso de Molina
Esta popular estación de Metro esconde muchas historias detrás de sus paredes
La popular plaza de Tirso de Molina tiene una historia detrás que muy poca gente conoce. Se trata del convento que se encontraba en su lugar y el cementerio de frailes que se descubrió más adelante. Actualmente, los restos de los clérigos descansan escondidos tras las paredes del metro.
Hasta el año 1834 el convento de la Merced daba forma a la actual plaza. Hasta el siglo XIX era uno de los templos más frecuentados de la capital y con un claustro con una fuente considerada "la joya de Madrid". Hasta tres pisos formaban el convento que fue destruido por la desamortización de Mendizábal.
En su lugar, se construyó la plaza de Tirso de Molina, llamada del Progreso durante un tiempo. Al igual que otros conventos, este también contaba con un cementerio donde enterraban a los monjes fallecidos. Sin embargo, cuando se tiró abajo el templo, decidieron dejar descansar los restos de los fallecidos en el mismo lugar.
Y es que este hecho quedó en el olvido durante algo más de 100 años. Cuando empezaron las obras de la línea 1 de metro, varios derrumbamientos dejaron al descubierto este antiguo cementerio. Los obreros descubrieron que varias galerías albergaban hasta 200 nichos con los restos óseos de los monjes fallecidos.
Como no se supo qué hacer con sus lápidas, las dejaron en el mismo espacio. Hoy en día, detrás de las paredes de la actual estación de metro de Tirso de Molina, continúan descansando los frailes del antiguo convento de la Merced.
Sin embargo, la estación de Tirso de Molina es una de las más bonitas de Madrid. Destaca, sobre todo, la decoración con pequeñas columnas y huecos rectangulares. En el vestíbulo hacen gala los azulejos de la época: blancos relucientes que cubren la bóveda de dentro.
Además, en su interior se encuentra el antiguo escudo de Madrid hecho a bronce. Originalmente estaba en la estación de Sol, pero tras varios cambios en la insignia capitalina se trasladó a esta estación del barrio Lavapiés donde permanece en su vestíbulo.
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