Todos los caminos conducen a Madrid
El Kilómetro cero de Madrid marca el comienzo de las carreteras de España y tiene su origen en el Milliarium Aureum de la Antigua Roma
La Puerta del Sol de Madrid es, quizás, la plaza más emblemática de la capital española y el punto de encuentro por excelencia de madrileños y turistas. En ella encontramos monumentos como El Oso y el Madroño, el cartel de publicidad de Tío Pepe, las estatuas de la Mariblanca y de Carlos III y la Casa de Correos, además del reloj que nos acompaña cada Nochevieja.
Pero existe otro lugar de interés en la plaza. Y no, para verlo no hay que levantar la vista al cielo, sino todo lo contrario: tenemos que buscar entre las baldosas. Hablamos del Kilómetro Cero.
¿Qué representa el Kilómetro cero?
Seguro que si has ido de visita a Madrid te has sacado la típica foto de recuerdo junto a la placa del Kilómetro Cero. Pero… ¿sabes qué representa?
Esta placa marca el origen de las seis Carreteras Radiales de España, heredadas de la red de caminos establecida por Carlos III en el siglo XVIII para facilitar el comercio y el transporte entre unas provincias y otras.
Su nomenclatura parte de la carretera que va al norte y, a partir de ella, se numeran las siguientes en el sentido de las agujas del reloj.
- A-1 (Autovía del Norte). Va de Madrid a Irún pasando por Burgos.
- A-2 (Autovía del Nordeste). Conecta Madrid con Girona. En su recorrido atraviesa Zaragoza y Barcelona.
- A-3 (Autovía del Este). De Madrid a Valencia.
- A-4 (Autovía del Sur). Madrid, Córdoba, Sevilla y Cádiz.
- A-5 (autovía del Suroeste). De Madrid a Badajoz y, si se continúa, hasta la capital lusa.
- A-6 (Autovía del Noroeste). Desde Madrid hasta A Coruña.
Al principio, estas carreteras se llamaban N- seguido del número de la carretera en números romanos. En la actualidad este sistema ha caído en desuso ya que casi todo el trazado ha sido desdoblado en autovías.
El origen del km 0 se remonta al siglo XVI, cuando Felipe II determinó que Madrid debía ser la capital de España debido a su situación en el centro de la península y a su equidistancia con los distintos puertos marítimos. De esta manera era más fácil controlar todos los territorios.
Sin embargo, la placa que marca el km 0 no se encuentra en el centro de la capital. Este estaría actualmente cerca de la Plaza de Colón, cerca del cruce entre las calles Goya y Serrano. El centro de la península está en el Cerro de los Ángeles, en el término municipal de Getafe.
A pesar de la importancia administrativa de este punto, la placa que marca su posición no se instaló hasta 1950. Debido al desgaste producido por los muchos visitantes que se acercan a esta llamativa atracción, en 2009 fue sustituida por una muy similar.
El origen del "todos los caminos conducen a Roma"
La marca del Kilómetro Cero no es exclusiva de España. En Francia, una estrella situada en la puerta principal de la catedral de Notre Dame marca el comienzo de las autovías principales. En el Reino Unido las distancias se miden desde Charing Cross, junto a Trafalgar Square. Y así en otros tantos países.
Sin embargo, el origen de este punto que marca el inicio de la red de carreteras de un país se encuentra en el Imperio Romano. El emperador César Augusto mandó colocar una especie de monumento de bronce junto al templo de Saturno, en el foro de Roma, para que todas las distancias del imperio se midieran desde ese punto.
Este monumento recibía el nombre de Milliarium Aureum, tenía unos tres metros y medio de altura y más de un metro de diámetro. Además, estaba construido en bronce y bañado en oro. En la actualidad solo se conserva la parte inferior.
Según Plinio el Viejo, en el Milliarium Aureum se marcaba la distancia entre Roma y las principales ciudades del Imperio. Además, todas las distancias entre estas ciudades se calculaban en referencia a él. Es por eso que, lo más probable, es que la famosa frase "todos los caminos conducen a Roma" se acuñase en aquel entonces.
Las madrileñas calzadas romanas
Los romanos basaron gran parte de su éxito en las comunicaciones. Es por ello por lo que tejieron una extensa y cuidada red de calzadas que abarcaba todas las provincias que estaban bajo su dominio. De hecho, muchas de las calles, caminos y carreteras de hoy en día comparten recorrido con algunas de estas calzadas e, incluso, siguen escondidas debajo.
Para construir estas carreteras lo primero que hacían era acondicionar y desmontar el terreno para hacer el allanamiento de la carretera. Luego hacían un lecho de piedras, con las mismas que sacaban del terreno excavado, y sobre él iban colocando diferentes capas de grava. Finalmente acababan con una capa de rodadura, hecha de cantos rodados, y una fina capa de tierra por encima.
Debido a su céntrica situación en la península, Madrid se convirtió en un cruce de caminos que conectaba alguna de las ciudades más relevantes de la época. Las vías XXIV y XXV pasaban por lo que hoy en día es la Comunidad de Madrid y enlazaba las localidades de Emerita Augusta (Mérida) y Caesaragusta (Zaragoza).
En la actualidad todavía pueden verse algunos trazados de la vía XXIV en el Valle de la Fuenfría, en su paso a través del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama.
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