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La popular Gran Vía se construyó como una de las nuevas vías de comunicación del Madrid en expansión del siglo XIX. Un importante proyecto que tardó cuarenta años en acabarse y que se realizó en tres fases distintas que tuvieron lugar en diferentes años.

"Fue un proceso a largo plazo", nos explica Santiago de Miguel Salanova, investigador postdoctoral de la UCM. "Esto explica que no haya una uniformidad estilística o funcional a lo largo de toda la calle". Y es que, mientras que el primer tramo predomina el eclecticismo, una tendencia arquitectónica que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas, en los otros dos tramos podemos ver una tendencia mucho más racionalista, de estilo europeo y norteamericano.

En la construcción de la Gran Vía no hubo un proyecto conservacionista, por lo que solo se salvó un edificio, el Oratorio del Caballero de Gracia. Aunque se salvó de una manera un tanto singular: una fachada posterior enmascara el edificio original. La iglesia se conservó debido a su valía arquitectónica y a su popularidad, por lo que se tuvo que rediseñar el trazado de las obras.

"El segundo tramo de las obras escenifica la irrupción de la Modernidad", nos cuenta Santiago. Esta segunda fase, que se construyó entre 1917 y 1921, comprende entre la Red de San Luis y la plaza de Callao. De este periodo se conservan edificios como el de Telefónica, que fue uno de los primeros rascacielos de Europa y el más alto de Madrid hasta 1953.

También encontramos otros edificios que han mantenido su estructura, pero que han cambiado de función. Un ejemplo es el edificio en el que se encuentra Primark, que en su momento fueron los Grandes Almacenes Madrid-París, dedicados a la venta de toda clase de artículos.

En la construcción de Gran Vía se demolieron 350 edificios, desaparecieron 14 calles y se transformaron otras 34

El tercer tramo de la Gran Vía mantuvo una continuidad con respecto al segundo, destacando el racionalismo arquitectónico en los edificios, una corriente que buscaba diseños sencillos y funcionales, de formas simples y con materiales de tipo industrial. Uno de los edificios más singulares de este tramo que desapareció fue la Casa Profesa, una residencia de jesuitas.

Las obras por fin se dieron por concluidas a finales de los años 40.