Las emblemáticas fuentes del Madrid de los Borbones
Las fuentes del actual Paseo del Prado son el principal ejemplo de las reformas en el urbanismo madrileño que llevaron a cabo los Borbones para ensalzar el poder de la monarquía
La muerte de Carlos II 'El Hechizado' en 1700 sin descendencia supuso el fin del reinado de la Casa de los Habsburgo en España. Tras la Guerra de Sucesión, Felipe V salió victorioso de la contienda, dando lugar a una nueva dinastía, la de los Borbones.
El cambio de familia real no supuso solo un cambio en el apellido de la realeza, sino que los Borbones trajeron consigo de Francia una serie de cambios: nuevas costumbres y modas que transformaron el aspecto arquitectónico de Madrid.
La sombría apariencia de las construcciones, característica de los Austrias, se vio sustituida por el refinamiento francés que imperaba en aquella época en Europa. Inspirado por la grandeza del Palacio de Versalles, Felipe V quiso ensalzar la monarquía a través de proyectos que transmitieran el esplendor de la nueva Corona.
El Palacio Real de Madrid fue el primer lugar que se construyó según los nuevos gustos, aprovechando el incendio que había arrasado el Real Alcázar. Aranjuez fue otro de los lugares que experimentó el nuevo gusto de los monarcas, construyendo monumentales jardines que reflejaban el poder real.
El Paseo del Prado, una arboleda plantada de fuentes
Pero no solo los reales sitios se vieron envueltos de la nueva estética, sino que que también lo hizo la ciudad y, en especial, el actual Paseo del Prado, que recibió un importante impulso gracias a los Borbones. Antiguamente recibía el nombre de Prado Viejo o los Prados de la Villa y estaba formado por un conjunto de prados silvestres y arboledas que marcaban el límite oriental del casco urbano.
Esta zona pasó a ser la preferida de los madrileños para pasear y socializar, por lo que los caminos que la atravesaban pasaron poco a poco a convertirse en en un recorrido de tres calles delimitadas por dos largas filas de álamos. Además, un arroyo atravesaba el paseo de norte a sur.
Carlos III fue quien definitivamente dio forma al urbanismo del Paseo, que lo dejó en manos del arquitecto José de Hermosilla. El terreno se allanó, se plantaron árboles y se cubrió el arroyo de la Castellana. Pero el elemento principal de este proyecto urbanístico fueron las fuentes, que lanzaban un claro mensaje: la exaltación de la monarquía.
El arquitecto Ventura Rodríguez fue el encargado de diseñar estas fuentes, tres de las cuales cobraron especial importancia: la de Cibeles, la de Neptuno y la de Apolo, consideradas obras maestras del neoclasicismo español. Pero también podemos encontrar otras como la de la Alcachofa y las Cuatro Fuentes.
La Fuente de Apolo es la única que todavía mantiene su posición original: las de Cibeles y Neptuno están giradas, la de la Alcachofa se trasladó desde Atocha a El Retiro y las Cuatro Fuentes pasaron del centro del paseo al Museo de los Orígenes.
Fuente de Cibeles
Construida en 1782, la Fuente de Cibeles es uno de los símbolos de Madrid. Situada en el centro de la plaza a la que da nombre, está rodeada por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Palacio de Buenavista (Cuartel General del Ejército), el Palacio de Linares (Casa de América), el Palacio de Cibeles (antes sede de Correos y actualmente del Ayuntamiento de Madrid) y el Banco de España.
La fuente fue diseñada en 1777 por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez, Maestro Mayor de la Villa, como elemento decorativo del proyecto para embellecer el llamado Salón del Prado. Su ubicación inicial fue junto al Palacio de Buenavista, en el Paseo de Recoletos, y hasta finales del siglo XIX no pasó a su situación actual en el centro de la plaza.
La fuente representa a la diosa romana Cibeles (símbolo de la tierra, la agricultura y la fecundidad) sentada sobre un carro tirado por dos leones (los personajes mitológicos Hipómenes y Atalanta, convertidos en leones por Cibeles). Detrás del carro hay dos amorcillos (construidos años más tarde) y todo el conjunto descansa sobre una base rocosa.
La fuente, esculpida en mármol y piedra, no solo era un monumento artístico, sino que tuvo desde el principio una utilidad para los madrileños. Tenía dos caños de agua que se mantuvieron abiertos hasta 1862: de uno se surtían los aguadores oficiales, que llevaban el agua hasta las casas, y del otro se abastecía el público general. Del pilón bebían las caballerías.
Además, la diosa también es un icono para los seguidores del equipo de fútbol Real Madrid, ya que en ella se celebran los títulos del equipo madrileño.
Fuente de Apolo
Apolo, dios de las artes, la medicina y la poesía, enemigo de la oscuridad y perseguidor del crimen, representa el espíritu ilustrado que los Borbones deseaban para el Salón del Prado como centro destinado a fomentar el desarrollo de la cultura y las ciencias.
Situada entre las fuentes de Cibeles y de Neptuno, las obras de la Fuente de Apolo, comenzaron junto con las de sus vecinas como parte del proyecto promovido por Carlos III. Sin embargo, no terminaron hasta 1802, ya con Carlos IV en el trono. Se dice que la fuente sirvió para conmemorar la boda del príncipe heredero Fernando VII con María Antonia de Nápoles.
Esta estatua del dios griego está considerada como una de las mejores obras neoclásicas españolas por la elegancia en las proporciones y la captación del gesto divino y el equilibrio. A la fuente también se la conoce como Fuente de las Cuatro Estaciones, debido a las cuatro efigies que la rodean y que representan a cada una de las estaciones del año. Y es que, como dios del Sol, de él depende el nacimiento y el tránsito de las estaciones.
Fuente de Neptuno
Junto a Cibeles, la Fuente de Neptuno es una de las fuentes más bellas y majestuosas de Madrid. Se encuentra en el centro de la plaza de Cánovas del Castillo y su entorno lo conforman algunos de los iconos más característicos de la ciudad, como el Museo del Prado, el Museo Thyssen Bornemisza, el Hotel Ritz y el Hotel Palace.
Como parte del proyecto original de Ventura Rodríguez, ambas fuentes estaban en un principio enfrentadas, mirándose la una a la otra en un lateral del Paseo del Prado. Sin embargo, tanto Cibeles como Neptuno experimentaron procesos de reestructuración y traslado a finales del siglo XIX, situándose finalmente a ocupar en los centros de las plazas en las que podemos observarlas hoy en día.
El conjunto monumental se compone de una base rocosa sobre la que emerge una carroza con forma de concha que está tirada por dos hipocampos (símbolos de las tormentas y del mar agitado) navegan sobre una recreación de olas marinas. La obra representa al dios del mar, Neptuno, con su tridente, que sujeta en una mano (el tridente es de hierro porque el original, de bronce, fue robado en 1914).
Además, la Fuente de Neptuno rivaliza en el terreno deportivo con la de Cibeles, ya que la afición del Atlético de Madrid celebra sus victorias en la plaza del dios del mar.
Las Cuatro Fuentes
Situadas entre el Museo del Prado y el Jardín Botánico, las Cuatro Fuentes del Prado o las Fuentecillas fueron concebidas para completar el gran proyecto de desarrollo del Salón del Prado. Diseñadas por Ventura Rodríguez en 1781, estas fuentes de menores dimensiones que las anteriores, formaban parte de la nueva zona ajardinada y ornamental dedicada a la cultura y a la divulgación científica.
Las cuatro fuentes que forman el conjunto son prácticamente iguales y solo se diferencian en la posición de las figuras que las rematan: un tritón sujetando un delfín.
En 1996, los grupos escultóricos originales de las fuentes, construidos en piedra caliza, fueron sustituidos por réplicas en resina epoxídica debido a su mal estado de conservación. Actualmente, los originales se exhiben en el Museo de San Isidro o Museo de los Orígenes, en la Plaza de San Andrés.
La Fuente de la Alcachofa
Inicialmente la Fuente de la Alcachofa se encontraba en la glorieta de Atocha, por lo que se hizo muy popular entre los viajeros que llegaban a Madrid en tren al ser uno de los primeros monumentos en ver al salir de la estación.
Construida en granito y piedra blanca, forma parte del proyecto de Ventura Rodríguez para embellecer el Salón del Prado durante el reinado de Carlos III. Sin embargo, debido a que entorpecía el tráfico, en 1880 se ordenó su traslado a la plaza de Honduras del Retiro, junto a la Fuente de los Galápagos o de Isabel II y al Estanque.
El monumento presenta algunos de los motivos más característicos del barroco: dioses marinos, elementos vegetales y el agua como elemento imprescindible para la vida. Corona el conjunto y le da nombre una alcachofa, planta herbácea muy apreciada por sus propiedades medicinales y como alimento. Además, sobre el pilón circular, un tritón y una nereida sostienen en el escudo de armas de Madrid.
Si pasamos por la plaza del Emperador Carlos V veremos una reproducción de la Fuente de la Alcachofa en bronce, que se instaló en 1987 como parte de los trabajos de reforma de la glorieta.
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