Nieve 'rosa' o 'de sandía': un fenómeno tan hermoso como peligroso para el medio ambiente
Este fenómeno se conoce como nieve rosa, nieve de sangre o la nieve sandía
Tiene una justificación biológica con nombre propio: Chlamydomonas Nivalis.
Cuando hablamos de nieve siempre acude a nuestra mente la imagen de un paisaje vestido de blanco. Pero, en ocasiones, el manto que lo cubre todo se torna de un color rosa similar al del algodón de azúcar. ¿Qué está pasando?
Este fenómeno se conoce como nieve rosa, nieve de sangre o la nieve sandía (porque tiene un ligero olor y sabor a esta fruta veraniega). Su existencia ha fascinado e intrigado a científicos y exploradores desde hace miles de años. Ya en el siglo IV a.C hay constancia en los textos de Aristóteles sobre esta nieve de tonalidad, cuanto menos, curiosa.
El asunto tiene una justificación biológica con nombre propio: Chlamydomonas Nivalis. En el siglo XIX, se a descubrió que el color rojizo de la nieve se debe a la proliferación de esta especie de alga verde, cuyo pigmento carotenoide rojo tiñe el característico blanco del hielo de rosa. Es criofílica (amante del frío) y prospera en aguas heladas, de ahí que la nieve rosa sea común en las regiones polares alpinas y costeras.
Esta microalga hace que la nieve se derrita más rápido, aparte de volver peligrosa su ingesta, a pesar de su olor dulce-. Además, la nieve en estado más acuoso atrae con mucha más fuerza a esta “plaga".
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/title}}{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{#href}} {{ text }} {{/href}} {{^href}} {{ text }} {{/href}}
{{/text}} {{/kicker}} {{#title}} {{#text}}