Numismática: ¿Cuándo no hay que decir adiós a las monedas de nuestra cartera?

La numismática es una afición o hobby para muchos, además de ser una interesante disciplina por la cual se coleccionan monedas, billetes o medallas que en algunos casos pueden tener un gran valor.

Por eso, cada vez que se ha producido cambio de monedas, se han retirado billetes o se han impreso otros nuevos, nunca ha faltado gente que diga ¿Debo guardar estos céntimos con vistas a lo que puedan valer en el futuro? ¿Hago hueco en el monedero todavía a estas pesetas?

Un experto nos recuerda que "las monedas valen cuando son escasas si las queréis guardar, pues es una curiosidad pero no penséis en qué va a tener un gran valor".

Pone como ejemplo las "monedas de duro de 25 pesetas" y afirma que "mucha gente viene a diario" porque ese bulo "lleva seis años y pico".

También pasa lo contrario, muchas personas tienen piezas de gran valor en su poder sin ni siquiera saberlo: ya sea por su precio de mercado, por su trascendencia histórica, económica, comercial, política e incluso por errores de impresión que las convirtieron en una rareza.

Las favoritas son las antiguas monedas españolas: onzas, escudos y, sobre todo, los excelentes de los Reyes Católicos o el centén segoviano.

Sin tener que alejarnos tanto en el tiempo, la moneda de dos euros del Vaticano fue emitida en 2006 con ocasión del V centenario de la fundación de la Guardia Suiza Pontificia. Si ahora quieres hacerte con una deberás desembolsar en torno a 200 euros porque solo existen 100.000 ejemplares.

O las pesetas, como la de 1997 que se acuñó por el 400 aniversario del escritor Miguel de Cervantes. En ella se puede ver a Don Quijote acompañado de su fiel Sancho y que se ha convertido en uno de los objetos de deseo de los aficionados a la numismática.