Mientras el mundo ha mirado estas semanas a Catar, un futbolista está a punto de ser ejecutado en Irán.
Amir Nasr-Azadani está acusado de asesinar a tres agentes de seguridad durante las protestas populares de los últimos meses.
El resto del mundo sospecha que su único delito ha sido defender los derechos de las mujeres de su país.