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(Actualizado

José Manuel Horcajo da voz a cientos de personas que están viviendo en primera persona los peores efectos de la crisis del coronavirus. Desde su parroquia de San Ramón Nonato en Puente de Vallecas ayuda a diario a quienes no pueden permitirse ni la comida diaria.

"Antes de la pandemia atendíamos a unas 300 personas. En el pico de la epidemia llegamos a tener 1.000 personas diarias y ahora estamos en alrededor de 450, lo que nos permite además hacer labor de acompañamiento", explica.

Crecen las 'colas del hambre' de los damnificados por la crisis del coronavirus

No es una situación desconocida en esta parroquia: "En Puente de Vallecas pasa lo de siempre, como en la crisis anterior, que la gente se queda en lo básico. Les dejan vivir en sofás colocados en habitaciones sin derecho a cocina y vienen aquí a comer un plato caliente. Ahora se ha agudizado con las cifras de la pandemia", explica Horcajo.

La mitad de las personas que acuden en busca de ayuda a San Ramón Nonato, ya lo hacían antes del coronavirus. "Luego hay otra mitad de gente nueva que trabajaba en hostelería o en la construcción que se han quedado sin recursos", comenta.

"A algunos les da vergüenza porque no tenían costumbre y muchos no tienen familias a los que sacudir"

"A algunos les da vergüenza porque no tenían costumbre y muchos no tienen familias a los que sacudir", añade. "Detrás de casa historia hay un drama, pero también esperanza como nos demuestran algunas personas que ayudamos en su momento y ahora vienen a contarnos que están bien". "Llega un pobre pero sale un santo; a lo mejor no salen más ricos pero sí felices", afirma.

El Banco de Alimentos o gente que pasa por la calle se vuelcan para contribuir a esta causa, dice Horcajo, y nos recuerda que "cualquier persona puede presentarse en la parroquia y ponerse a ayudar".