El Megahit "Salvajes" un rodaje polémico por la marihuana
La noche viene llena de contrastes. Vamos a pasar de las verdes y azules playas californianas a los tugurios más ruines y asquerosos que se pueda imaginar.
Por un lado, habrá amor, amistad y armonía y por otro aparecería la sanguinaria violencia del narcotráfico. Y además, los protagonistas masculinos son como el yin y el yang: uno frío acero y el otro cálida madera. Entre ellos, hay un tercer elemento que se adapta sinuosa como el cobre a todo tipo de situaciones, formando un triángulo amoroso con fecha de caducidad al dorso.
A dos treintañeros un tanto perdidos, un día se les enciende la bombilla y encuentran la manera de fabricarse una confortable vida a su medida gracias al cultivo y la venta de marihuana, pero como tienen éxito no van a tardar peces mucho más gordos que ellos en venir a hociquear en lo suyo, desde Méjico y sus intenciones son tan aviesas, que hasta el corrupto agente al que tienen en cartera les aconseja que cedan y disfruten de lo bailado, que es ni mas ni menos que John Travolta. La inminente legalización de la carismática planta no hacía más que provocar la efervescencia de todo el proceso.
Se responsabiliza del excitante relato un director que no ha dejado pasar jamás la oportunidad de ser polémico y escandaloso. De los que generan debate social que es un método de promoción tan barato como certero. Como además tiene talento, mantiene un prestigio a prueba de bomba. Tras sufrir en carne propia los horrores de Vietnam, de donde volvió alcohólico y adicto, se ha dedicado a mostrar lo podridas que están las tripas del país de las barras y las estrellas.
Para la filmación de la de esta noche, Stone se ciñó a los paisajes de las verdes y cimbreantes colinas californianas, sin construir ni un solo decorado. Curiosamente, una de las mayores dificultades del rodaje de esta película sobre las idas y venidas de plantas de marihuana, fue precisamente eso, porque, según la ley estadounidense en vigor en aquel momento, no se puede mostrar el vegetal real en pantalla.
Por lo que hubo que fabricar de mentirijillas toda la plantación. El director, además contrató a un buen puñado de expertos y asesores en diversos temas para la película. El más interesante, un ex agente de la DEA, la agencia estadounidense para el control de estupefacientes que se tomó la molestia de contactar con diversos traficantes para que se reuniesen con los actores y les ayudasen a darle profundidad orgánica a sus papeles. Siempre hay quien se pasa de la raya. En lo del método, también.
En la de hoy se puso en plan inclusivo y repartió las cargas al 50% entre la vieja guardia y un grupo de alevines de firme pisada.
La película de hoy es el resultado de la recuperación más espectacular que ha vivido la industria cinematográfica norteamericana, en los últimos tiempos.
También del grupo de los mayores, aunque, como buena hispana es una mujer sin edad, Salma Hayek se lo debió pasar en grande interpretando a una villana de libro en la de esta noche.
Taylor Kitsch es uno de los tres integrantes del grupo juvenil, aunque ninguno cumpla ya los 30. Un tipo que, en pocos años ha conseguido hacerse un nombre de cierta entidad en la industria americana, al que no es ajeno su 1.83 de estatura, su forma física de deportista y su rostro anguloso de ojos semi cerrados, como si todo el rato le diese el sol en la cara. Aaron Taylor-Johnson tampoco es ningún novato. De hecho, tiene ya un Globo de Oro bajo el brazo.
Les otorga el placer de su compañera la angulosa Blake Lively, como hace con el que es su marido, ese señor tan divertido llamado Ryan Reynolds.
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