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Después de una década entretenido desmontando su propio mito, con documentales en los que ha mostrado a dónde le llevaron la soberbia y las drogas, Van Damme vuelve por sus fueros en busca de esa segunda oportunidad a la que todos los exquisitos cadáveres vivientes del cine aspiran.

Completamente negado para nada que tenga que ver ni de lejos con la interpretación hay que reconocerle al belga que el cine de acción y palomitas no se entendería sin él

En “The bouncer” es portero de discoteca con un pasado al que no le falta detalle y una hija de ocho años que es la niña de sus ojos. Algún desinformado pretenderá ponerla en peligro.