El Real Madrid reconquistó el trono europeo agarrado a la épica, la que le permitió igualar una final en el minuto 93 que tenía perdida y la que le dirigió hasta la décima en la prórroga, con goles en el tiempo extra de Gareth Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo, en el final más cruel para el Atlético.
Fue un derbi con muchísima más emoción que fútbol, pero con todas las dosis de esos partidos apasionantes, de esos encuentros que, más allá del juego, desbordan las emociones por cómo se desarrolla, porque se convierten en un ejercicio de aguante físico para los futbolistas a estas alturas de la temporada, ya sin aire ni fuerzas.