Álvaro de Amo Caro (Madrid, 1990) nos atiende en el Partido de la Una tomando un café es la terraza de su casa en Madrid. Es el primer día de relax tras regresar de París con sus dos primeras medallas en unos Juegos Paralímpicos: “Todavía no he podido sacar las medallas de la mochila. La he llevado a todos los actos que hemos tenido desde que llegamos. Ahora con calma las sacaré y las podré en sus estuches”. Y es que los paralímpicos españoles fueron recibidos por la ministra de Deportes Pilar Alegría y también tuvieron un acto en el Senado.
Álvaro nos cuenta que siente que cada vez tiene más repercusión lo que se ha conseguido en estos Juegos: “el otro día en la farmacia me paró un hombre y me dio la enhorabuena porque me había visto en la tele”.
A Álvaro también le esperan con muchas ganas sus clientes del kiosko de la Once donde vende cupones en el barrio de Chamartín: “Ahora en París mi compañera me escribía para preguntarme los horarios de mis pruebas porque los clientes le preguntaban para verme. Tendré que llevar las medallas cuando vuelva a trabajar porque hay muchos que quieren verlas”.
Aunque para eso habrá que esperar un poco. Álvaro se reincorpora al trabajo en marzo del próximo año: “gracias a una beca del estado he podido pedir una excedencia en el trabajo para poder preparar estos Juegos. He podido demostrar que ha sido efectivo apostar por mí. El deporte al final es efímero. Hoy estoy aquí, pero puede que mañana no. Lo que es seguro es que la comida en la mesa la seguirá poniendo la venta del cupón”.