Sergio Camello aparece tranquilo y sonriente. Intentando digerir todo lo que le ocurrió en París. En pocos minutos se convirtió en el héroe del equipo al anotar dos goles en la prórroga. Dos goles que valieron nada menos que un oro olímpico.
Camello tiene claro cuál fue la clave: "Estar preparado, saber que puede llegar tu momento, el trabajo acaba premiándote. Santi Denia me dijo semanas antes que había soñado que iba a ser yo el que iba a dar el oro a España. Y no se confundía, hizo que me lo creyese y se hizo realidad".
Tras el subidón que supuso el triunfo y el homenaje que se tributó al equipo en Las Rozas se incorporó de nuevo a los entrenamientos del Rayo: "Tenía ganas de volver al Rayo, con los compañeros, muchos de ellos amigos míos, tengo la pancarta que me dieron guardada, la quiero poner en mi terraza. Me gustaría poder ofrecer la medalla a la afición en el primer partido en casa. Me siento un vallecano más. El año pasado lo pasé muy mal y nunca recibí una mala cara, una mala palabra, siempre han estado conmigo, así que se la merecen".