En un edificio de la calle San Bernardo vivió sus últimos días y murió Emilia Pardo Bazán. Una mujer de armas tomar de la que ya está tardando en hacerse una película.
El periodista de Telemadrid, Julio Nieto nos explica un curioso pasaje de su vida. De joven, recién casada, defendió la causa carlista. Parece ser que, un buen día, sabiendo que Emilia era carlista, Carlos María de Borbón, el pretendiente con nombre de culebrón, le pidió que le trajera desde Londres 30.000 fusiles. Emilia no se lo pensó dos veces y dijo que sí. Se sabe que viajó a Londres, que escondió en el seno una gran cantidad de florines de oro para pagar los fusiles, y que atravesó de noche, junto a su marido, la frontera.
Regresó con los fusiles a París, donde Caros María Isidro se daba la gran vida. Cuando volvió a La Coruña, se enteró de que la buscaban para fusilarla por un delito de traición. Parece ser que el gobernador de La Coruña, que la conocía desde que era una niña, la avisó para que se escondiera. De lo contrario él no tendría más remedio que cumplir con su deber y arrestarla. Emilia le respondió: “Cumpla usted con su deber, que yo ejecutaré el mío”. Se ve que el gobernador no se atrevió a fusilar a la hija de un noble tan ilustre, sobre todo, porque Emilia era muy popular. Lo del carlismo no le duró toda la vida. Quince años más tarde dijo que aquellas eran: “fiebres políticas que me calentaron la cabeza cuando tenía pocos años”.