Las afrodisiacas aguas de la Fuente del Berro
La tradición cuenta que las aguas naturales de esta fuente tienen propiedades curativas. Varios reyes usaban estas aguas para aliviar entre otras cosas la gota (ya sabéis, enfermedad de reyes) Carlos V y su chaval Felipe II ya acudían a la fuente. Los emperadores del mundo conocido no podían pasar sin estas aguas.
El rey Felipe IV adquirió la hacienda por un precio de 32.000 ducados. ¡Un dinerito! Los vaivenes políticos hicieron que se donara la propiedad a los monjes castellanos expulsados del Monasterio de Montserrat tras el levantamiento independentista de Cataluña. Eso sí, ¡el rey se reservaba el derecho a disponer a su antojo de las aguas!
María Luisa de Orleans ordenó que toda el agua destinada a su consumo procediese de aquí. No bebía una sola gota que no fuera de la Fuente del Berro. Hay otro pequeño detalle. ¡Pensaba que las aguas eran afrodisíacas!
Hoy queda una fuente de ladrillo de los años 50. La fuente original y primitiva yace bajo los pies de la M-30. Así es la historia. Mucha está enterrada, pero quedamos algunos para recordarla.
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