Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
(Actualizado

En la Plaza de Cascorro se encuentra una estatua dedicada a un tipo que no se llama Cascorro. En contra de lo que muchos creen, Cascorro no fue un señor, sino un sitio. Concretamente, un pueblecito de Cuba donde se desarrolló uno de los capítulos más interesantes de la Guerra de la Independencia cubana.

Eloy Gonzalo llegó a Cascorro para defender nuestra patria. Nada más llegar, un montón de cubanos armados, tomaron un edificio a cincuenta metros del destacamento español, desde el que les disparan a placer.

Eloy esperó a que cayera la noche. Se armó con un rifle, una antorcha y una lata de gasolina, que se pueden ver en la estatua. Se ató una soga al cuerpo, que también está en la estatua, para que los

compañeros pudiesen recuperar su cuerpo si moría en la misión.

Logró acercarse al edificio sin ser descubierto, lo roció de gasolina y le prendió fuego. Esperó tranquilamente en un lugar estratégico y, a medida que salían los cubanos huyendo del fuego, iba

acabando con ellos con el rifle. ¡La guarnición española estaba salvada!