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(Actualizado

El Real Madrid cayó ante el Borussia Dortmund (2-1) en el tercer partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones, en el que evidenció su debilidad defensiva tras las lesiones y su poco fútbol, además de su animadversión por Alemania, donde sólo ha ganado una vez después de 24 visitas. Los de Mourinho, encorsetados en un fútbol directo y sin picante, encajaron una nueva derrota, la cuarta de la temporada tras Barcelona (Supercopa), Getafe y Sevilla (Liga). Un traspiés que no tendrá significado en el 'Viejo Continente', pero que avisa a los merengues cada vez que se miden a un rival con cierta enjundia.

El partido no tomó el mejor cariz para los blancos cuando Lewandowski estampó el 1-0 tras un error de Pepe. El portugués, que no estuvo fino, entregó la pelota a la primera línea del Borussia y el ariete polaco, con una gran definición, la ajustó al palo derecho a diez minutos del descanso. Sin embargo, el 1-0 no descolocó al Real Madrid, precisamente porque el tanto del empate llegó 120 segundos después del de Lewandowski. Un balón teledirigido de Ozil sobrevoló más de 40 metros para aterrizar en el borde del área. Cristiano, al primer toque, la picó con sutileza para espantar los miedos y dejar las tablas antes de enfilar el túnel de vestuarios.

El resto del equipo había ofrecido pocas esperanzas de que la victoria sería factible en la segunda parte, sobre todo por el afán vertical y por la lesión de Khedira, que dejó su sitio a Modric. La ausencia del alemán, que no pudo ser profeta en su tierra, obligó a reconstruir a Mourinho su línea preferida, la guardia pretoriana. La salida de Modric tampoco se trasladó en dominio, ni ocasiones. El Madrid se diluía a medida que avanzaban los minutos y daba la sensación de que no le importaba dejarse dos puntos en tierra maldita. El conformismo de los blancos acabó teniendo su premio para el Borussia, muy persistente con Reus y Goetze, directo, pero combinativo.

Di María fue el único que quiso hacer algo distinto, aunque siempre al amparo de su regate y vertiginosidad. El 'fideo' que buscó en dos ocasiones a Weidenfeller, tampoco pudo dar con la tecla. Estaba preparando, incoscientemente, el escenario ideal para que los pupilos de Jurgen Klopp se llevaran la victoria. Y así fue cuando Schmelzer, tras un despeje defectuoso del 'criticado' Casillas dejó el balón en el corazón del área, como un caramelo, y el centrocampista amarillo la empaló hasta dentro. Pepe, que realizó un escorzo extraño, tampoco pudo detenerla en su salto.

Corría el minuto 70 y el Real Madrid no metió la quinta marcha, ni tan siquiera la cuarta. Essien, muy lejos de lo que se le presupone a un lateral del Madrid, no dobló nunca a campo contrario e Higuaín, que jugó cuarto de hora, apenas dispuso de una ocasión. Tres balones al área en los últimos diez minutos fueron lo único destacable del tramo final. Los merengues, sin la necesidad de sumar los puntos, se dejaron llevar ante el vigente campeón de la Bundesliga, un rival que se acerca a lo que es la verdadera Copa de Europa.