Quico Taronjí y sus invitados nos descubren el Madrid más internacional
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Enamorados de Madrid es un programa único, emocionante, divertido y honesto con el espectador. Las historias de los protagonistas se mezclan con las de los lugares que visitamos con ellos. Hablamos de tú a tú. No son entrevistas, son charlas cercanas y sinceras.
Madrid es internacional, una marca reconocida en el mundo entero por sus virtudes y por su gente.Y en uno de los barrios más cosmopolitas de la ciudad, Lavapiés, Quico Taronjí ha quedado con una mujer olímpica, todo un ejemplo de superación y sacrificio, Almudena Cid.
La exgimnasta nos ha contado cómo fue su infancia en Vitoria, donde nació, y cómo su madre también era una deportista pero de otra disciplina, concretamente del fútbol, deporte al que jugaba para recaudar fondos para una cooperativa de costureras y que más tarde también practicó su hijo y hermano de Almudena.
Con 14 años, Cid llegó a Madrid para proseguir con su sueño de ser una gran gimnasta, una etapa dura ya que tuvo que alejarse de su familia. Almudena también nos ha contado alguna gamberrada que otra durante su estancia en este colegio para las estudiantes.
La alimentación también fue un tema duro en la infancia de la deportista ya que, por falta de información, tenían una enorme restricción en los alimentos y llegaron a obsesionarse tanto por los dulces y las chocolatinas que no podían tomar, que coleccionaban los envases de estos dulces que iban encontrando por la calle.
Almudena también nos ha invitado a su casa, donde nos ha enseñado el último maillot que se puso, con el que se retiró en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Pero si algo nos ha sorprendido, son los tabiques movibles de la casa que convierten el salón en un gran espacio para practicar deporte.
Y no podíamos irnos sin probar la deliciosa tortilla de patata de Almudena, su especialidad en la cocina.
Ahora, en la zona noble de Madrid, un lugar de leyenda, vamos a conocer a una mujer diez que ha sabido coger la vida por los cuernos, Cristina Sánchez, matadora de toros.
Cristina nos ha contado todos sus proyectos laborales, tanto dentro como fuera del mundo taurino.
Paseando por las calles de la capital, la también empresaria nos ha contado cómo fue su infancia en Madrid, primero en Villaverde, donde residían sus abuelos, para más tarde trasladarse a Parla junto a su hermana.
Y qué momento aquel en el que les trasladó a sus padres su intención de ser torera a lo que su padre le dijo: “para un hombre es muy difícil, para una mujer casi imposible”.
En el Madrid de las letras hemos quedado con una mujer animada y ocurrente, compañera de los medios, internacional y muy muy simpática, Francine Gálvez.
Huertas ha sido el hogar de la periodista durante 26 años, y paseando por sus calles nos ha contado cómo se conocieron sus padres, una historia de película ya que su padre, Jaén, había llegado a Camerún como misionero y su madre era comadrona en un hospital y, tras colgar el hábito, la conoció, y ambos se enamoraron.
Con Francine hemos hablado de cómo se hizo su camino en el mundo del periodismo y la televisión, un camino por el que continúa andando hoy en día, sobre todo en su casa, Telemadrid, que tuvo el placer de volver a recibirla hace unos años como presentadora de Madrid Directo junto a Emilio Pineda.
El Barrio del Pilar es nuestra siguiente parada, reconocido como el mejor barrio de España. Aquí nos espera una mujer que es tan dicharachera como artista internacional, Natalia Rodríguez, muy unida a esta zona de Madrid por acogerla en su aterrizaje en la capital.
La artista llegó a Madrid para presentarse al casting de Operación Triunfo para cumplir su sueño de ser artista, un sueño que cumplió de la mano de Chenoa, dos jóvenes que fueron unidas por este exitoso programa de televisión y que, a día de hoy, siguen siendo uña y carne.
Qué bonito ha sido conocer a la persona que hay dentro de esta artistaza, una mujer natural, cercana y simpática a más no poder.
Con Natalia, además, hemos pasado un ratito en un salón de belleza a una sesión de manicura y hasta nos atrevemos con el karaoke.