"Aquí no pagamos a la gente por cómo tienen que vivir sus vidas"
Amanda Azañon, madrileña de 54 años. nos cuenta que durante décadas estuvo llevando una doble vida. "Una de mujer en mi casa y otra de hombre en público, así hasta los 47 años". Dice que comezó "a notar que me pasaban cosas extrañas a partir de los cinco años". "Sabía que estaba viviendo una vida que no era la mía", resalta. Una vida que vivió bajo la incompresión de su madre que no aceptaba la realidad.
Cuando murió, ella comenzó el proceso de reasignación de sexo. Ingeniera informática en una compañía de telecomunicaciones confiesa que no tuvo problemas en su trabajo. "Aquí no pagamos a la gente por como tiene que vivir sus vidas. Aquí te pedimos que cumplas tus objetivos profesionales", le dijeron en el departamento de Recursos Humanos cuando planteó el cambio de identidad. Había terminado su doble vida.
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