"Pinto en aquellos lugares en los que he estado y ya no puedo volver"
Virginia Calderón sufre una parálisis permanente de ambos brazos
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Sandra Lázaro
Virginia suele decir que "no pinta aquello que no conoce". Allí estaba ella, entre un millón de posibilidades, observando el ajetreado vaivén de la gente una noche de verano. Las calles cada vez eran más oscuras y la música de los bares, más alta. Dos extraños se besaban por primera vez frente aquella parada de metro, un acordeón tocaba a Chavela Vargas mientras Virginia congelaba ese instante en su cuadro. La artista tiene 54 años y debido a las dificultades en el parto, sufre una parálisis permanente de ambos brazos, algo que no le ha detenido para perseguir sus sueños.
“Tengo un bonito recuerdo”-afirma con una sonrisa-“me decía a mí misma ‘yo de mayor quiero ser pintora’”. Y, así fue. “Un día, me levanté y dije ‘¿por qué no?’ y me inscribí en la escuela de pintura municipal. Allí, una muy buena profesora me animó a seguir. Un tiempo después descubrí la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, donde descubrí a nueva gente que pintaba con boca y pies”, comenta mirando el cuadro que aquella profesora le había regalado por primera vez.
Se diplomó en trabajo social por la Complutense, opositó y trabajó en el Samur social. Ahora estudia a distancia historia del arte.
“Me gustaría tener más tiempo para pintar pero, estoy en diversas asociaciones, casi no tengo tiempo”, comenta.
Virginia es una de aquellas mujeres valientes que lucha por lo que cree justo: “el 14 de septiembre convocamos una manifestación. El lema es ‘nada sobre nosotros y nosotras sin nosotros ni nosotras’. ¿Quién sabe mejor que nosotros lo que necesitamos? Nadie. Luchamos por la figura del asistente personal porque hay que saber diferenciar entre enfermos y discapacitados”, afirma.
Florencia en su camiseta: “Sí, es uno de mis lugares favoritos. Me la compré allí. La última vez que fui nevaba pero no me perdí ni un solo museo. Siempre vuelvo porque me dejo cosas por ver”. Morandi es su artista favorito “aunque Antonio López también está bien”. Ha recorrido todos los museos de Madrid. Ha pintado con carboncillo y óleo.
Ahora está practicando con acuarela, “siempre fue mi asignatura pendiente”. El móvil sonó, apagué la grabadora y cerré el cuaderno. Miré y comenzó la verdadera conversación. Hablamos de la amistad y del humor. Del amor y del arte. De sueños y luchas en común. El mundo seguía girando pero algo había cambiado.
Suele decir que "pinto en aquellos lugares en los que he estado y ya no puedo volver. Captas el ambiente, te sumerges y es como si estuvieses allí.” El reloj de Sol continua parado en aquel salón. Los desconocidos siguen besándose ante las puertas del metro. Chavela canta, esta vez para siempre. Si algo bueno tiene el arte "es que es eterno".
Atenas, su próximo destino. Creo que marcho con ella.