Ramón Linaza (derecha) es activista y Julio Gómez (izquierda) director de Trabajando en Positivo |
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Era una mañana de junio. Las calles de Madrid estaban vacías. Los bares empezaban a abrir y las oficinas permanecían cerradas. Entre tanto, en una mesa, un periódico: "Se ha perdido el miedo. Las enfermedades de transmisión sexual aumentan un 26%".

Julio y Ramón entran en la cafetería jardín del Museo del Romanticismo, un buen lugar para refugiarse del calor madrileño y charlar con tranquilidad.

Ramón Linaza convive con el VIH desde los años 90. De rostro afable y figura espigada, a sus 61 años sigue firme en la defensa de los derechos sociales, una lucha que ha marcado su vida. Ahora los defiende desde EQUO y Más Madrid.

Junto a él se sienta Julio Gómez, director de Trabajando en Positivo. Lleva una década al frente de esta Asociación de concienciación sobre el VIH y el sida.

A ambos les une un objetivo común, visibilizar el VIH para derribar los prejuicios que, todavía hoy, siguen existiendo en la sociedad. Por eso, en Eso no se pregunta queremos poner rosto y voz a las personas que han tenido que adaptarse a vivir con VIH.

"En el 93 me diagnosticaron VIH", comenta Ramón, "aunque yo creo que me infecté en la década de los 80. El único síntoma, un catarro que no se curaba".

Yo sabía que había estado expuesto a prácticas de riesgo, por eso, decidí hacerme las pruebas”.

Su caso fue muy singular. Durante mucho tiempo no conseguía controlar el virus "tenía una carga viral de millones de copias y a pesar de eso no desarrollé ninguna enfermedad". Hace seis años probó con nuevos fármacos hasta llegar a una carga indetectable.

Sin embargo, asegura que su vida no cambió de forma radical: "Yo tenía un café teatro y el tipo de vida que llevaba no era compatible. Cerré la sala porque consideraba que para mi salud no era muy indicado. Pero, a nivel social todo siguió igual, siempre he vivido en ambientes tolerantes y solidarios".

El hielo se derrite en el café y el titular de aquel periódico se apodera de la conversación. "Nos tenemos que preguntar si la educación afectivo-sexual existe", afirma Ramón.

Los dos coinciden en que la educación en los colegios es clave para la prevención: "No puedes tener miedo a algo que no conoces. Los jóvenes conocen poco y no tienen información", añade Julio, "En esta sociedad todavía se carga la culpa en las personas con VIH, que están recibiendo tratamiento, pero no se dice nada de personas que no saben si lo tienen, o no se han hecho la prueba".

El director de 'Trabajando en positivo' lanza una reflexión: "Necesitamos tener herramientas de prevención. La PrEP (profilaxis pre-exposición) tiene que ser un recurso más que acompañe a la promoción del diagnóstico y del uso del preservativo entre las personas que no saben si tienen el VIH".

Ramón asiente con la cabeza: "El diagnóstico precoz es muy importante, de eso depende la calidad de vida. También es necesario pedir ayuda cuando se necesita".

"Nunca he salido de un armario porque nunca he vivido en uno. Cuando me enteré de que tenía VIH lo visibilicé”.

Coinciden en que "faltan campañas del Estado para prevenir e informar, campañas que cuenten con las asociaciones. No puede ser que la última campaña del Ministerio tenga como máxima la frase "es normal", porque, ¿qué es normal?".

Ramón mira a Julio firmemente y asegura: "De la misma manera que nunca he salido de un armario porque nunca he vivido en uno. Cuando me enteré de que tenía VIH lo visibilicé”.

Eran las 13:05 y, de fondo, un piano tocaba 'La Cumparsita'. La música como un chispazo rompía con la rutina y por un breve momento, capturaba la valentía oculta en la simplicidad de los pequeños detalles.