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La justicia dice que sí, que un padre puede echar a su hijo a los 18 años de edad si no muestra interés en trabajar o estudiar. Así lo ha dictaminado un tribunal de Huelva, que ha avalado la decisión de un padre de desahuciar a su propio hijo del hogar familiar.

Cabe destacar que la relación entre ambos era mala. El padre ha tenido que recurrir dos veces para conseguir que su hijo abandonara su propiedad.

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El padre interpuso la primera demanda de desahucio contra su hijo hace más de un año, según justificó, disfrutaba de la vivienda sin compensarle económicamente. Por su parte, el hijo alegó que ayudaba económicamente con los gastos de la casa cuando podía, y que era hijo del demandante.

Sin embargo, la Audiencia Provincial rechaza que estos motivos sean suficientes para imponer una convivencia no deseada por el titular de la casa, con independencia de que el hijo expulsado tuviera derecho a solicitar algún tipo de sustento a su progenitor.

Por tanto el tribunal dictaminó que el hijo tiene que desalojar la vivienda, ya sea voluntariamente o por la fuerza, y pagar los costes del juicio.