¿Qué pasa con las maletas que se pierden en los aeropuertos?

Perder las maletas en el aeropuerto es una posibilidad con la que tenemos que contar cada vez que volamos. Hay muchas cosas que emprenden los viajes pero que nunca llegan a su destino. No es muy común perder la maleta en el avión, pero es algo que, si sucede, nos puede arruinar las vacaciones.

El libro que te hizo más ameno el viaje, la cámara de fotos que dejaste olvidaba en el asiento mientras esperabas el avión, o la maleta con tu jersey favorito, los regalos para tus seres queridos o ese chollo que encontraste en una tienda. Son millones los objetos que se pierden en los aeropuertos y que nunca vuelven a sus dueños.

Según el informe sobre Equipaje 2018 de SITA, en 2017 se perdieron más de 22 millones de maletas, una proporción de seis por cada 1.000 pasajeros. La mayoría si suelen volver a sus dueños, pero no todas regresan a ellos.

Ahora bien, ¿Qué pasa con todos esos objetos que se pierden? Hasta hace no mucho, y transcurrido el tiempo reglamentario para que los clientes reclamen sus pertenencias olvidadas (hay hasta 21 días) y tras pasar por los filtros pertinentes (seguridad, aduanas, etc.), esos objetos se quedan en un almacén hasta que llega la hora de volver a ponerlos en circulación.

Antes de 2015 todos estos objetos se subastaban. Ahora el material extraviado en los aviones y aeropuertos va a parar al centro de reciclaje solidario de Envera, en Colmenar. Una nueva oportunidad para estos objetos que un día se perdieron.

Muchos de los objetos se trasladan a Envera Punto de Inclusión, un espacio solidario que aglomera información sobre la labor de la asociación, actividades en las que las personas con discapacidad son los protagonistas y la venta de los productos que consideran en perfecto estado.

En concreto son tres las tiendas físicas donde puedes encontrar el material que guardan las maletas, una de ellas situada en el centro comercial Islazul, en Carabanchel: “Lo que buscamos con este proyecto es crear empleo para personas con discapacidad”, explica Virginia.