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Manolo Amago tiene 92 años y fue el último sereno de Madrid, una profesión que desapareció oficialmente en 1986.

El sereno era la persona que custodiaba las llaves de todos los portales de su zona y velaba por la seguridad. Con tan solo 22 años, Manolo heredó la plaza de su padre y se dedicó a este oficio durante toda su vida.

En la calle Doctor Gómez Ulla hay una placa en su honor

Gracias a este trabajo conoció a Adolfo Suárez: “Era un hombre muy majo”, asegura, e hizo amistad con famosos como el humorista Manuel Summers. Ahora, el último sereno de Madrid lamenta la desaparición de una profesión que ejerció durante más de medio siglo y con la que se convirtió en confidente y héroe de muchos vecinos.