“Hay que hacer mucha educación sanitaria entre la gente más joven porque prevenir no es sólo evitar la enfermedad”. Este es el mensaje principal que transmite Isabel Adoración Martín Antoñano, farmacéutica y profesora adjunta del Departamento de Ciencias Médicas Clínicas en la facultad de Medicina de la universidad CEU San Pablo. “Hay que invertir –añade la profesora Martín Antoñano– en educación en la familia y la escuela. Los adolescentes se dejan llevar por el líder del grupo y para sentirse miembros del mismo asumen comportamientos de riesgo para su salud como es el tabaco, el alcohol, las relaciones sexuales tempranas o el consumo de sustancias tóxicas que generan adicción. Necesitan técnicas de asertividad para aprender a decir, no”. Si bien la supervisión del niño sano está muy arraigada en nuestra cultura, no sucede lo mismo con la del adolescente, porque la mayoría de los jóvenes (y sus padres) consideran poco necesaria la atención profesional si no se encuentran enfermos, y muchos profesionales de salud desconocen la existencia y el valor del control de salud del adolescente.