Los niños están pagando durante esta pandemia un alto coste indirecto en su salud. Si bien han escapado a las manifestaciones más graves de la infección por el coronavirus, los daños indirectos como los problemas de sueño, el estrés emocional, el sedentarismo o la depresión también pasan factura. Iván Carabaño, pediatra del hospital 12 de Octubre, y editor de la revista científica “Pediatría de Atención Primaria” analiza en Fórmula Salud algunas de estas singularidades que convierten a los más pequeños en pacientes.