En Medicina, la llegada de la pandemia ha acelerado, por ejemplo, la realización de teleconsultas, de telemedicina consiguiendo una atención médica cuando acudir a un centro sanitario suponía un mayor riesgo de contagio. Esta circunstancia ha llegado para quedarse y eso obliga a una nueva y más exigente formación de los futuros médicos. “Debemos caminar hacia una mayor colaboración entre los especialistas de Atención Primaria y los especialistas de hospitales”, afirma en Fórmula Salud Tomás Chivato, alergólogo, decano y catedrático de la facultad de Medicina de la universidad CEU San Pablo y miembro correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina.
Por eso, la entrada de la informática en el quehacer cotidiano del médico le proporcionará un instrumento casi infalible, pero no le quitará nada del deber y del privilegio más alto de su profesión: el contacto humano, “que tanto necesita el enfermo para dejar de serlo, considerándole como una personalidad íntimamente unida a un entorno social y laboral altamente complejo y que debe participar en la toma de decisiones”, señala rotundo el doctor Tomás Chivato. “La mayoría de pacientes no busca una exactitud matemática en el diagnóstico o el tratamiento. Más bien desean encontrar un contacto humano, alguien que les comprenda y que les ayude a soportar las mil y una tribulaciones de la competitiva vida que hoy vivimos”.