“Había pasado un mes y ya sabíamos cómo aislar al anciano sin que generara riesgos para los demás” Son palabras de Daniel Agha Rodríguez, director de la residencia geriátrica Las Praderas, en Pozuelo de Alarcón. “Yo mismo me quedé a vivir con mis residentes, hice de auxiliar, cambié pañales y hasta serví de apoyo psicológico porque todas las manos eran pocas. Pude hacerlo también porque hace cinco años empecé a estudiar teología y eso me ayudó a entender mejor a los residentes, sobre todo a nivel espiritual, y a ver lo trascendente de la vida cuando llegamos a ciertas edades”.