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Solo en la Comunidad de Madrid hay alrededor de 4.500 personas viviendo sin un techo. En Gente Maravillosa queremos denunciar las situaciones de discriminación a las que se enfrentan en numerosas situaciones las personas sin hogar.

Para ello contamos con la ayuda de Abelardo, un hombre que había dedicado toda su vida a la cocina. Por culpa de la pandemia, Abelardo se vio en la calle de un día para otro: perdió su empleo como cocinero en un restaurante y no pudo seguir pagando su vivienda. Sin dinero y nada más que con dos pantalones y una camisa, Abelardo recuerda aquella primera noche en la calle como la peor de toda su vida.

Durante el tiempo que Abelardo pasó en la calle, se dio cuenta de que cualquiera puede acabar en esa situación. Después de nueve meses viviendo en la calle, conoció a Gonzalo, fundador de la asociación ‘Un mismo equipo’. “Gracias a él estoy integrado otra vez y soy una persona”.

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En esta ocasión, Abelardo se convertirá en actor en Gente Maravillosa para revivir su propia historia en nuestra cámara oculta. Hemos llenado de cámaras y micrófonos un bar de Móstoles en el que un camarero (interpretado por un actor) no quiere a indigentes en su establecimiento. ¿Des cubriremos a madrileños maravillosos que no se callen frente a una injusticia?

Abelardo está pidiendo en la calle cuando una chica le ofrece su ayuda: le quiere invitar a comer. Ambos llegan a un bar y la joven le deja pagado el menú, ya que ella se tiene que ir a recoger a su hijo. Junto a Abelardo hay una mesa con dos chicas y un chico que ven cómo el camarero recibe el dinero. ¿Cómo actuarán cuando descubran que el camarero no piensa atender a Abelardo?

El camarero ignora a Abelardo. Sin embargo, se muestra muy amable con los jóvenes de la mesa de al lado. El chico de blanco parece incómodo con la situación y no entiende que el camarero les trate de manera diferente.

“Ni te voy a traer la carta ni te voy a poner nada de comer. Lo que te voy a decir es que te vayas a un comedor social, que este no es lugar para ti: no tienes ni aspecto ni formas y, si me apuras, hasta hueles mal”, le llega a decir el camarero a Abelardo.

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El chico de blanco está atónito y, cuando Abelardo se levanta para marcharse, le insiste en que se quede. De hecho, le invitan a sentarse con ellos. Algo que al camarero no le convence para nada y sigue insistiendo en que se marche debido a su aspecto.

El chico no piensa dejar que el camarero discrimine a Abelardo sin conocerlo. “No sabes por lo que ha pasado. No le puedes juzgar solo por las pintas que tiene”. Además, pone al camarero en su sitio con un discurso que nos deja sin palabras. Le ha defendido de los desplantes del camarero, le ha pedido que se siente con él y sus amigas a comer y ha insistido en que traten a Abelardo como a cualquier otro cliente. Es por eso que salimos a decirle que… ¡Es una persona maravillosa!