No ha habido sorpresas y el Congreso ha dado un sonoro portazo a la propuesta de consulta soberanista de Cataluña, aunque, eso sí, el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, ha enseñado el camino a quienes no están de acuerdo con la actual estructura territorial: proponer una reforma de la Constitución.
Como se esperaba, la proposición de ley del Parlament de Cataluña que pedía la transferencia a la Generalitat de la competencia para convocar el referendo ha sido tumbada con una amplísima mayoría de la Cámara por 299 votos en contra, 47 votos a favor y una abstención.
Una derrota que también ha tenido su reflejo en los propios diputados catalanes, donde la suma de los votos del PSC y el PPC ha sido también superior al del conjunto de las formaciones nacionalistas catalanas.
A pesar de este portazo, el presidente del Gobierno no ha cerrado la puerta a debatir una posible reforma de la Constitución, si es eso lo que quieren los partidos catalanes, lo que no quiere decir que el Ejecutivo la apoye.
"Hay una puerta abierta de par en par para aquellos que no estén conformes con el actual estado de las cosas, iniciar los trámites para una reforma de la Constitución", ha proclamado.