La Casa Real ha logrado conducir la ceremonia de la primera comunión de la Princesa de Asturias de manera que la Heredera de la Corona ha vivido este momento con la mayor naturalidad e intimidad posible, junto a sus compañeros del colegio, aunque arropada nada menos que por cuatro Reyes.
"Estaba muy nerviosa", ha reconocido la Princesa Leonor, de nueve años, vestida con el uniforme del colegio Los Rosales, al centenar de periodistas convocados en una soleada aunque fresca mañana ante la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, ubicada en la parte más antigua del madrileño barrio de Aravaca.
Los periodistas, que no han podido acceder al interior del templo para preservar al máximo el carácter privado de la celebración, han podido sin embargo llevarse imágenes, tanto a la entrada como a la salida del templo, que no se repetían desde hace casi un año: las de los Reyes Felipe y Letizia junto a don Juan Carlos y doña Sofía.
El resumen de lo ocurrido esta mañana en la pequeña iglesia de Aravaca, de ladrillo y paredes encaladas, situada en una plaza con un parque infantil, bajo castaños y pinos que proporcionaban sombra a fotógrafos y cámaras, lo ha hecho el propio Monarca, al afirmar mientras posaba junto a la Reina y sus dos hijas: "Todo perfecto".
Porque el plan diseñado desde la Casa Real para abordar la primera comunión se había cumplido a rajatabla, al preservar la privacidad de una ocasión que los Reyes sostienen que pertenece al ámbito familiar e íntimo de la Familia Real y de la cual la institución no ha facilitado prácticamente ningún detalle.
Así, como una alumna más de cuarto de primaria del colegio Los Rosales, Leonor de Borbón ha llegado a la iglesia junto a su hermana Sofía y sus padres -que resulta que son los Reyes- sus abuelos paternos, don Juan Carlos y doña Sofía -que también son Reyes- y los maternos, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, así como su bisabuela, Menchu Álvarez del Valle.