La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, reivindicó la utilidad y el cumplimiento de los objetivos de su mandato en el último Pleno Municipal, frente a los portavoces del PSOE y UPyD, Jaime Lissavetzky y David Ortega, que rechazaron ambas cosas.
Lissavetzky y Ortega utilizaron sus preguntas a la alcaldesa en el último Pleno de la legislatura para inquirir, y después negar, que Botella haya cumplido sus objetivos y haya presidido un mandato útil para los madrileños.
Ortega abrió el Pleno de abril preguntando si la alcaldesa opina que sus años al frente del Ayuntamiento han resultado útiles a los madrileños. Ella respondió que sí y utilizó como principal argumento que ahora, pese a la disminución de ingresos, los madrileños tienen que pagar 4.000 millones menos de deuda y por tanto menos intereses, una reducción que ha permitido destinar más dinero a gasto social e inversiones.
El portavoz de UPyD reprochó al gobierno municipal saliente que haya gobernado "pensando en el euro y no en las personas", que, dijo, lo han pasado muy mal. Esgrimió para sustentar su posición datos como el 19% menos de gasto en mayores, los 20 nuevos derribos previstos para el 8 de mayo en la Cañada Real, que los tribunales con sus rechazos de planes del Ayuntamiento se hayan convertido en "el gran actor urbanístico de la ciudad" y que no se haya destinado ni un solo euro a las escuelas de música.
Para Ortega, el problema del Ayuntamiento de Botella no ha sido "de ingresos, sino de gastos", y éstos a su juicio han sido escasos en los temas sociales para al final sólo reducir la deuda de 7.000 a 6.000 millones; algo a lo que la alcaldesa contestó que reducir la deuda no es gobernar pensando en el dinero, sino en los ciudadadanos que pagan menos intereses, que no se han disminuido los gastos sociales, que Madrid dispone de la mejor red de asistencia a personas sin hogar con un Samur Social que ella misma creó cuando era concejal, y, en suma, que UPyD, al no haber gobernado, no sabe lo que es pagar 4.000 millones de deuda.
A continuación, Lissavetzky planteó el balance de la gestión de Botella desde el punto de vista de los objetivos cumplidos e incumplidos, y la alcaldesa los consideró "básicamente cumplidos", al haber dejado una administración "económicamente viable", que funciona con 500 millones menos de gastos corrientes y que ha aportado el 25% de la deuda municipal de toda España. También recordó que ahora el 90% de las empresas pueden abrirse en Madrid con sólo la presentación de una declaración responsable.
Lissavetzky tachó de "muy generosa" la autoevaluación, y recordó a Botella casos en los que desde su punto de vista "no dio la talla": el del Madrid Arena, con cinco trabajadores municipales acusados de homicidio por imprudencia, el fracaso olímpico y las huelgas de limpieza. También le achacó que haya 16.000 afiliados menos a la Seguridad Social, que no haya podido sacar adelante el Plan General de Ordenación Urbana y la venta de viviendas públicas en régimen de alquiler a "fondos buitre", con los consiguientes desahucios. Por tanto, concluyó que la de Botella ha sido "una mala etapa para los madrileños", en la que "no ha cumplido sus objetivos" y se ha cosechado un "fracaso".
La regidora rechazó la "enmienda a la totalidad" del PSOE y acusó a este partido de haber negado la crisis y de haber llevado a Andalucía y Extremadura a la mitad de renta per cápita y siete puntos más de paro que Madrid. "Nuestra política da más resultado que la de ustedes. El suyo es un modelo que no trae riqueza. La medida social más importante es la creación de empleo", replicó a Lissavetzky, añadiendo que los desahucios los decreta un juez y terminando: "Nosotros tenemos la misma conciencia social que ustedes".