La Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido a ocho personas que asaltaban a turistas extranjeros en las inmediaciones de hoteles y aeropuertos y en autopistas de la Comunidad de Madrid haciéndose pasar por agentes, y que conformaban la banda de policías ful más activa de la región.
En la denominada operación Venus-Mímica se han intervenido seis vehículos que los arrestados utilizaban para cometer los 21 hechos delictivos que se les imputan, así como 1.000 euros en efectivo, divisas extranjeras, relojes y smartphones.
El subdelegado del Gobierno en Madrid, Luis Martínez-Sicluna, y los máximos responsables de las brigadas de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía, José Luis Conde, y de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Julio Martín, han dado detalles sobre el desmantelamiento de esta organización integrada por ciudadanos iraquíes e iraníes, todos los cuales han ingresado en prisión.
Los arrestados cuentan con antecedentes policiales y algunos de ellos fueron detenidos ya en España en 2012 por hechos similares cometidos en Madrid y en Barcelona. Entonces se daban publicidad por internet alardeando de que eran mejores que otros en este "trabajo", han recordado los investigadores.
El cabecilla contaba hasta con diez identidades diferentes para poder alquilar casas y comprar coches sin levantar sospechas, y lideraba a un grupo que no era violento, aunque sí mantuvo algún encontronazo con las víctimas durante sus "salidas para patrullar", como ellos mismos lo denominaban.
La banda seleccionaba a sus víctimas por su apariencia, calculando que tendrían dinero por sus ropas o equipajes, y les seguían cuando salían de los hoteles o del aeropuerto hasta un punto que consideraban seguro, muchas veces en la A-1 o la A-4.
Allí les daban el alto desde un coche de alta gama, mostrando desde lejos una placa, por lo que las víctimas creían que eran policías y paraban, momento en el que los supuestos agentes les solicitaban la documentación y la cartera con el pretexto de saber si llevaban droga o billetes falsos, y los relojes y los móviles con la excusa de que podían ser falsos o robados.
Una vez con la billetera en su poder, les sustraían el dinero en efectivo o les daban un fuerte tirón de cualquier objeto de valor y emprendían la huida Solían llevar gorras o pegatinas con la bandera española y la palabra "España", junto a unas placas "de juguete", como han dicho los investigadores, hechas de plástico y con leyendas como "Super Police", que probablemente ningún ciudadano español creyese que son de verdad, pero en el caso de los turistas sí parecía creíble.
Además actuaban muy rápido, en dos o tres minutos, sin dar tiempo de reacción a las víctimas, que muchas veces se daban cuenta de que les habían robado los relojes, los móviles y la cartera cuando los supuestos policías ya se habían ido.
Utilizaban diferentes coches para evitar que los afectados identificaran los vehículos y además los aparcaban en lugares "seguros", lejos de sus domicilios, por lo que la investigación ha sido complicada.
A los detenidos se les imputan 21 hechos delictivos pero se supone que habrán cometido más, ya que muchos turistas pueden no haber denunciado los hechos al creer que les habían robado verdaderos agentes o porque van de paso y continúan su ruta.
El grupo criminal, conformado por ciudadanos iraquíes e iraníes que son familiares entre sí, era itinerante y actuaba en varios países, asentándose varios meses en un lugar para cometer los delitos. Desde junio estaban en Madrid, donde vivían en pisos alquilados tanto los detenidos como sus familias.
Durante la rueda de prensa el subdelegado del Gobierno también ha informado de otras cuatro operaciones llevadas a cabo por la Policía y por la Guardia Civil en los últimos meses contra otras bandas de "policías ful" en las que han sido arrestadas 17 personas, por lo que el total de arrestados -sumando los de hoy- asciende a 25 y se han resuelto 49 hechos delictivos.
Martínez-Sicluna ha incidido en que las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles realizan controles en carretera con las debidas medidas de seguridad, sin pedir nunca pagos de tasas o impuestos y con los uniformes preceptivos, por lo que si algún ciudadano duda de la legalidad de un control puede fijarse en las placas e incluso requerir identificación a los agentes.
El comisario José Luis Conde ha subrayado que grupos como el desmantelado ahora "dan mala imagen del país y de los cuerpos y fuerzas de seguridad, ya que muchos turistas consideran que es una corrupción y ni tan siquiera denuncian", por lo que ha destacado la importancia de su desmantelamiento para demostrar que "España es un país seguro".