Golpe a una banda de 59 ladrones expertos en robar en naves, bancos o bares
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El Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil han detenido a 59 personas que integraban una organización criminal dedicada a cometer robos en seis Comunidades, desde naves industriales, centros comerciales, camiones y entidades bancarias hasta gasolineras, bares y explotaciones agrarias.
Los arrestados, actuaban fundamentalmente en las provincias de Valladolid, Salamanca, Zamora, Burgos, Toledo, A Coruña y Zaragoza, así como en distintos puntos de la Madrid y Cantabria, han informado ambos Cuerpos de Seguridad, que dan por esclarecidos 126 robos, sin descartar nuevos arrestos y la detección de más delitos.
La delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro, el jefe superior del Cuerpo Nacional de Policía en la Comunidad, Jorge Zurita, y el general jefe de la 12 zona del Instituto Armado en la Comunidad, Francisco Javier Sualdea, han explicado hoy en rueda de prensa las características de la operación policial, junto a otros representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
Han detallado que la valoración de lo sustraído por la banda se calcula en no menos de veinte millones de euros, y la cantidad de vehículos que se llevaron en 59, el mismo número que los robos cometidos en bares, tiendas, colegios y explotaciones agrarias, entre otros lugares.
La mayoría de los integrantes del grupo son de nacionalidad española, casi todos hombres, con edades comprendidas entre los 20 y 35 años, y muchos de ellos naturales de Valladolid y Madrid. En la actualidad, cómo mínimo, tres líderes de la banda se encuentran ya en prisión tras la operación policial, que se ha desarrollado en cinco fases y continúa abierta.
UN GRUPO "TERRIBLEMENTE PELIGROSO"
Jorge Zurita ha definido a este grupo de delincuentes especializados como "terriblemente peligroso" y con "muchas ramificaciones", mientras el general Sualdea ha subrayado cómo los miembros de la banda, que cuentan con más de 180 arrestos anteriores, actuaban de forma "altamente" jerarquizada.
Los investigadores consideran que los integrantes del grupo que actuaban en tres células y preferiblemente de noche, tenían un alto grado de especialización y reparto de tareas. Así, mientras unos obtenían la información, otros realizaban la vigilancia, las conducciones o el escalo, labores para las que elegían al que contaba con más capacidades para, por ejemplo, hacer un butrón o cometer un alunizaje.
Para la comisión de algunos de los delitos llegaron a contratar a "aguadores" -avisadores- que les alertaban si aparecía la Policía o la Guardia Civil.
En el supuesto de ser detectados no dudaban en huir poniendo en peligro la vida de los agentes que los habían descubierto, llegando en alguna ocasión a atropellarles en su fuga. Para evitar dejar huellas en los vehículos que también robaban, los incendiaban después de los asaltos en lugares aislados. Tras "enfriar" la mercancía robada en naves industriales abandonadas la vendían usando a receptadores para no levantar sospechas.
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