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(Actualizado

La Audiencia Provincial de Madrid juzga a partir del lunes a Bruno Hernández, conocido como el presunto descuartizador de Majadahonda, acusado de matar a su tía y una inquilina, cuyos restos mortales aún no han sido localizados, pues supuestamente se deshizo de los cuerpos en una picadora industrial.

Así consta en el escrito del Ministerio Fiscal que solicita 30 años de internamiento al aplicarle una eximente "incompleta por enajenación mental" ya que padece esquizofrenia paranoide, un trastorno que "distorsiona el enfoque adecuado de la realidad".

De ahí que la Fiscalía pida que el acusado cumpla su condena -está acusado de dos delitos de homicidio, un delito continuado de falsedad documental y otro de tenencia ilícita de armas que suman 26 años de prisión- en un centro especializado para someterle a tratamiento.

Según señala el escrito del fiscal, el acusado mató a su tía Liria en 2010, troceó su cuerpo y lo destruyó en una máquina picadora industrial que tenía en el sótano de la vivienda donde residía su familiar. Meses después del homicidio, Bruno Hernández falsificó un documento por el cual supuestamente su tía le cedía su vivienda de Majadahonda durante 15 años por 18.000 euros.

Una casa en la que vivía como inquilina en 2015 Adriana Giogiosa, de 54 años y nacionalidad argentina. El acusado presuntamente la asesinó el 1 de abril de ese año siguiendo el mismo modus operandi que con su tía. Para creer que aún seguía viva, simuló que se había ido de viaje e introdujo una carta mecanografiada bajo la puerta del establecimiento de comida rápida donde trabajaba en la que se despedía repentinamente.

Con el mismo propósito envió mensajes desde del móvil de la víctima a sus allegados para comunicarles que estaba de viaje en Barcelona y que posteriormente tenía pensado ir a Europa. Sin embargo, uno de los hermanos de la mujer denunció su desaparición. Al acusado, detenido días después, se le incautó el pasaporte y permiso de conducir de su inquilina, así como joyas, guantes y las llaves de un coche