¿Se han enfrentado alguna vez al tedioso proceso de poner una reclamación? Si lo han hecho, sabrán que es un eterno proceso burocrático que no siempre acaba bien.
A raíz de la pandemia, las compras online se han disparado y también las reclamaciones. El precio y el producto no siempre son lo que pensamos que compramos. Esto hace que comencemos una batalla burocrática contra la empresa vendedora.
Por sectores, la banca recibe un 17% de todas las reclamaciones que se interponen. Por detrás están las compras online, los precios inflados de los vehículos, y las quejas sobre las ofertas engañosas de las telecomunicaciones.
Por productos, hasta un 28% de las reclamaciones son sobre teléfonos móviles. En la actualidad, con la facilidad de realizar estas compras por internet, las quejas sobre productos tecnológicos como impresoras, aspiradoras y televisores también han aumentado.
Sin embargo, los consumidores pocas veces llegan hasta el final del proceso de las reclamaciones. Es un proceso largo y complicado. Pero el gesto de poner una hoja de reclamación ya es una rebeldía. Aunque no siempre nos vayan a devolver el dinero, sirve para que la empresa tenga que rendir cuentas.