Visitamos a Hilda en los momentos más duros de su cáncer: "Siento que me estoy apagando"
Hilda nunca ha perdido la sonrisa durante su lucha contra el cáncer de mama
"He soñado con que mi entierro sea un canto a la alegría"
Hilda es una de las grandes amigas de Juntos. Nos lleva acompañando desde el primer programa y siempre nos ha regalado, sin falta, una sonrisa con la que alegrarnos el día y quitarnos los problemas de un plumazo. Esta luchadora incansable sigue afrontando su cáncer con una sonrisa.
Su historia es tan dura como emocionante. Le detectaron un cáncer de mama en 2014. Un año después, y tras varias operaciones, superó la enfermedad. Sin embargo, en diciembre de 2020, y tras una lucha sin cuartel, volvieron a detectárselo. Fue entonces cuando la conocimos en el programa y, desde entonces, nos ha regalado su preciosa sonrisa.
Cada día, pase lo que pase, Hilda se asoma a sus redes sociales para recordarnos lo bonito de vivir y de seguir adelante, sin importar lo duro que sea el camino. Y es que ella es una luchadora que no se rinde nunca y que no entiende la vida sin reír. "No sé vivir de otra manera".
Ni las malas noticias de los médicos han conseguido borrar su luz. A pesar de encontrarse ante los momentos más duros y complicados de su enfermedad, ella no ha parado en ningún momento de luchar y, sobre todo, de pensar en los demás.
Ahora hemos visitado a Hilda en su casa, en la localidad de Radazul (en la isla de Tenerife), para saber cómo va su tratamiento contra el cáncer.
"Sufro mucho, aunque no por mí. A día de hoy no he llorado ni una sola vez por mí", nos cuenta Hilda. "No tengo miedo a la muerte. Ahora que sé que tengo una fecha, que las cosas se complican y que pintan mal, vivo en paz y tranquilidad".
Hace tan solo dos semanas la sedaron porque se encontraba realmente mal, pero ella se despertó al cabo de unos días. "Yo me desperté por algo. Porque tengo muchas cosas que arreglar, como mi entierro. No quiero dejarle el muerto a nadie", explica Hilda entre risas.
Hilda nos confiesa que ha pensado mucho en su entierro y que lo ha hablado con su familia. "He soñado con un entierro multitudinario que sea un canto a la alegría".
Cuando despertó, en lo primero en lo que pensó Hilda es en "un poquito más. Eso es lo que estoy pidiendo". A este deseo es al que se está agarrando para seguir adelante y por el que está "luchando como una jabata".
En la mente de Hilda siempre está presenta su hija de 19 años, a la que no quiere dejarle ninguna carga. Es por eso que quiere dejarlo todo arreglado. "Le dije a mi hija que llegará el momento en el que deseará que su madre se muera".
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