Hoy el cine español se queda huérfano. Un fallo cardiaco se llevaba de madrugada a Marisa Paredes, a los 78 años y habiéndose convertido en la gran dama de la interpretación
Una niña que se crio en la madrileña Plaza de Santa Ana viendo como su madre trabajaba de portera. Y a escasos metros de El Teatro Español, soñaba con algún día pisar sus tablas: “Me subí a un escenario por primera vez a los 15 años”, aseguraba la artista.
A su espalda, 6 décadas de trayectoria en las que triunfó sobre el escenario, participó en más de 75 películas y 80 producciones televisivas: “Yo he tenido la fortuna de que muchos directores confiaran en mí y ellos han tenido la suerte de que yo también confiara en ellos”.
Las primeras actuaciones de Paredes se produjeron en los años sesenta, en películas como 'Canción de cuna' (1961), de José María Elorrieta, en la que actuó también siendo adolescente, o la muy notable 'El mundo sigue' (1965), de Fernando Fernán Gómez.
A finales de esa década, en 1967, apareció en un episodio de los cuentos de terror de 'Historias para no dormir' de Narciso Ibáñez Serrador en televisión.
Trabajó de la mano de grandes directores como Fernando Trueba y Jaime Chavarri y se convirtió en chica Almodóvar en 6 inolvidables películas, entre ellas ‘La flor de mi secreto’ o ‘Todo sobre mi madre’. Presidió la Academia de Cine durante 3 años y recibió numerosos premios a su trayectoria. El Goya se le resistió hasta 2018, cuando recibió la estatuilla de honor.
Una mujer muy luchadora
Marisa Paredes siempre luchó por su sueño de ser actriz a pesar de las adversidades familiares. Su padre no quería que fuese actriz pero ella con rebeldía hizo una 'medio huelga de hambre' y al final la madre convenció al padre para que la dejase cumplir su sueño según nos comenta Juan Luis Álvarez.