Este martes hemos asistido a una clase de nubes con nuestro meteorólogo Mario Picazo.
Altocúmulos, cumulonimbo, mammatus, arcus, mesociclón, estas palabras que nos pueden sonar a chino, son, sorprendentemente, formas de nubes.
Los altocúmulos, por ejemplo, son formaciones nubosas que nos pueden dar una pista de lo que puede llegar. “Son nubes de avanzadilla, normalmente antes de la lluvia, aunque no siempre”, explica Picazo, por lo que, si las vemos en el cielo, precipitaciones a la vista.
Cumulonimbo, la madre de todas las nubes, son aquellas nubes de tormenta. “Las vemos creciendo como palomitas de maíz”. Primero son cúmulos y se convierten en cumulonimbos haciéndose más grandes y más oscuras porque las gotas de agua de su interior van creciendo, presagio de un chaparrón de mayor o menor nivel, depende de su evolución.
En cuanto a las mammatus o nubes mastodónticas, reciben este nombre por tener forma de mama, “normalmente parecida a la ubre de una vaca”, indican la llegada de muy mal tiempo y son muy curiosas porque es como una nube invertida ya que se forman porque el aire descendente todavía está muy saturado, razón por la cual forma la nube bocabajo.
Las arcus traza un semicírculo que luego forma una cascada de precipitación. “Es la nube que precede al tiempo muy cambiante. Cuando llega el arcus prepárate porque bajan las temperaturas, llega el viento, el diluvio, el granizo…”, nos ha contado nuestro profesor meteorológico Mario Picazo.
Y, por último, el mesociclón, una nube de gran rotación que va asociada a una nube de tormenta que se conoce como supercélula por lo que pueden traer granizo de gran tamaño, rayos, truenos y hasta tornados. “Es la nube por excelencia, la que más daños puede provocar”.