El coronavirus también ha afectado al tratamiento y al diagnóstico del cáncer infantil
Celia, de 7 años, ha sido una de las perjudicadas por esta pandemia que retrasó el diagnóstico de su Sarcoma de Ewing
El coronavirus sigue cobrándose víctimas de forma directa y de forma indirecta, como es el caso de muchos niños que padecen cáncer y que han sido tratados tarde.
Tal y como informa la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, se diagnostican más de 1.500 casos cada año en nuestro país y lo peor, es que la pandemia se lo ha puesto muy difícil a todos esos pequeños que quieren luchar porque 3 de cada 10 niños han tenido que interrumpir sus tratamientos de quimioterapia, radioterapia o cirugías, a la par que han disminuido los diagnósticos, imprescindibles para poder pillar la enfermedad a tiempo.
Además, los expertos advierten que, aunque, afortunadamente, el 80% de los pequeños con cáncer consigue superar la enfermedad, la mayoría tendrá secuelas a largo plazo.
Por todo ello, padres, madres, asociaciones y médicos piden que nada pare la lucha contra el cáncer infantil y que la investigación continúe.
Celia, de 7 años es un ejemplo de todos estos niños que, tras muchas pruebas, han recibido su diagnóstico de Sarcoma de Ewing en plena pandemia.
“Empezó a tener molestias y en mayo empezó a tener más dolores y a complicarse, pero como la niña lo manifestaba por la noche con pesadillas, sus pediatras pensaron que podría tratarse de terrores nocturnos asociados al confinamiento, entonces estuvo un par de meses dando tumbos hasta que se encontró lo que tenía”, nos ha contado Patricia, la madre de Celia.
“Nosotros, además, éramos reacios a llevarla al médico y pisar urgencias si no era estrictamente necesario y claro ella se encontraba mal pero tampoco era para decir… nos arriesgamos a ir a urgencias, hasta que al final tuvimos que ir”, ha afirmado Patricia.
El principal problema en el caso de Celia fue el confundir sus síntomas con este posible terror al coronavirus porque las pruebas que le realizaban no daban con el verdadero problema que era el cáncer que ya padecía.
“Al final se me ocurrió ir a un traumatólogo pediátrico privado y se lo comenté y en la misma consulta le hizo realizar una serie de ejercicios y dijo que a la niña le pasaba algo en la espalda por lo que la mandó una radiografía de urgencia donde se apreció que tenía inflamadas las vértebras tras lo cual fue ingresada en un hospital privado y 10 días después no dieron el diagnóstico”.
Carlos Rodríguez Galindo, pediatra en el Hospital de Investigación Infantil Saint Jude de Estados Unidos coincide en que el coronavirus ha provocado grandes daños en muchos niños con esta enfermedad.
“Durante la pandemia ha habido un gran impacto en el cáncer infantil, no tanto el virus en sí que ha afectado también a los niños por su inmunosupresión, sino porque el sistema sanitario no ha sido tan fuerte y esto ha provocado un retraso en los tratamientos a nivel mundial con efectos realmente devastadores, sobre todo en países con recursos más limitados”, ha afirmado el doctor.
A pesar de todo ello, lo importante es que tal y como nos ha contado su mamá, Celia se encuentra mejor.
“Camina mejor, se le han quitado los dolores, pero me comentaba su doctora que hasta dentro de unas 6 o 10 semanas se le puedan hacer las pruebas radiológicas, no sabremos cómo ha sido la respuesta al tratamiento”.
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