Qué bonito es reunirse en Navidad con nuestros seres queridos en una cena donde el anfitrión no escatima en comprar los mejores manjares porque, cuando se trata de la familia, el dinero no importa, ¿o sí?
Con la boca abierta se ha quedado una mujer de Reino Unido cuando, después de llevar años organizando en su casa la cena de Navidad sin pedir dinero y este año, que su suegra ha decidido encargarse del evento, quiera cobrarles la comida, sobre todo, el champán. El debate está servido.
Mientras unos afirman que es totalmente lícito que los suegros quieran cubrir los gastos de la cena, otros opinan que nunca pagarían por ir a cenar a casa de la familia cuando son invitados.
En un punto más intermedio se encuentran los que creen que la solución a este conflicto sería que cada invitado aporte un plato para la mesa y otros se encarguen de llevar la comida, así, se reparten los gastos sin tener que dar dinero entre ellos.