Saúl Craviotto | EFE
(Actualizado

La plata del K4 500 en la última jornada del piragüismo en Tokio, y penúltima de los Juegos en sí, es la decimocuarta para la misión deportiva española en el evento de la capital japonesa.

Supone, además, la quinta presea olímpica para Saúl Craviotto, que se convierte en leyenda del deporte español, igualando la cifra de medallas de este tipo en el palmarés del también palista David Cal, los deportistas más condecorados del país en unos Juegos.

España se cuelga la plata olímpica en la final del K4 500

El ilerdense, afincado en Gijón, mostró su satisfacción por este logro y fue el palista del equipo más reclamado por los medios en esta jornada histórica para él, pero ante las preguntas de los periodistas habló en tono distendido sobre las ganas que tiene de tomarse unas vacaciones, que bromeó con que se prolonguen seis meses.

"Somos un equipo increíble, no sólo este K4, tenemos la suerte de disfrutar de una selección con un gran nivel, que hemos conseguido seguir sumando medallas para nuestro país", subrayó el catalán.

Craviotto, que fue el abanderado de la delegación española en la ceremonia inaugural, relevando como palista a David Cal (Pekín 2008), se refirió al gallego ante las ineludibles comparaciones de hoy y aseguró que es un deportista "absolutamente excepcional, un ejemplo del que el piragüismo se siente muy orgulloso".

Walz sí se deshizo en halagos hacia Craviotto al ser preguntado sobre su logro en la rueda de prensa de los medallistas, a la que asistió con Germade, y en la que se dijo recompensado tras un último ciclo olímpico "duro" por la pandemia de covid-19 y los dimes y diretes que rodearon la selección de los miembros de la embarcación.

"Es un gran honor estar con nuestro capitán (Craviotto), ser su amigo, entrenar con él diariamente y estar en la misma embarcación y ahora tiene cinco medallas olímpicas. Es espectacular", señaló.