Ocurrió hace veinticinco años. Juan Pablo II regresaba a Madrid y lo hacía por un motivo histórico, ya que era la primera vez que un Papa iba a celebrar la dedicación de una catedral fuera de Roma. Madrid se volcaba con el Papa y Álvarez del Manzano, alcalde de la ciudad en aquel momento, entregó la medalla de oro de la ciudad al Papa antes de que acudiera al Palacio Real, dónde le esperaban los Reyes de Espeña.
Juan Pablo II se dirigió a pie a la catedral de La Almudena, atravesando la explanada de la plaza de la Armería, dónde se congregaba una multitud, que seguiría la ceremonia de consagración de La Almudena a través de las pantallas gigantes que había en el exterior.