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El local clandestino del Summumm ofrece un juego curioso: adivinar el tipo de carpaccio que sirven, pudiendo ser carne o pescado. El sabor resulta un poco reconocible, pero acaban por rendirse antes. La carne, una de las más exóticas del planeta, resulta ser lomo alto de cebra.

El siguiente plato es toda una sorpresa, hasta el punto de que a alguno le resulta "soez". Se trata de una actividad que suelen hacer mucho con las empresas. Al quitarse el antifaz, los participantes se encuentran con el 'body shushi', una degustación del shushi servido en el torso de un cuerpo semidesnudo. La apuesta es arriesgada y acaba por no agradar, pero el dueño de Summumm termina diciendo que para ser original hay que estar abierto a todo tipo de experiencias.