Los inicios de Julio Iglesias: de chico tímido y futbolista a buscar el amor de Gwendolyne
El cantante iba para futbolista, pero una lesión frustró su prometedora carrera
Con Gwendolyne representó a España en el Festival de Eurovisión de 1970
Julio Iglesias era un joven de clase media alta de la sociedad madrileña que había estudiado en el colegio Sagrado Corazón de Martín de los Heros, justo enfrente de su casa. Su expediente académico era regular y tenía fama de tímido, pero eso no le impidió acabar triunfado en el mundo de la música.
A pesar de tener siempre una guitarra en las manos y muchas ganas de cantar, Julio iba para futbolista. Jugaba en las categorías inferiores del Real Madrid e, incluso, llegó a debutar con el primer equipo. Sin embargo, a mediados de los sesenta sufrió un accidente de tráfico que le dejó una lesión gravísima. No solo le tuvo postrado durante meses, sino que frustró su prometedora carrera como futbolista.
“Para mí andar era un esfuerzo grandísimo”, cuenta el cantante, una circunstancia que le cambió la vida por completo. Miguel de los Santos, periodista musical, nos cuenta que “él tenía ya algunas nociones y, con todo el tiempo de que disponía en la cama aburrido, compuso La vida sigue igual".
Precisamente con ese tema se presentó y ganó el Festival de Benidorm en 1968. Pocos meses antes, Massiel había ganado Eurovisión con su La, la, la, una canción compuesta por el propio Julio Iglesias pero que no interpretó por no tener apenas trayectoria ni repertorio.
“Los festivales representaban un paso adelante para todos los que querían empezar”, explica Rafael Revert, fundador de Los 40 Principales y de Cadena 100. “A poco de que hicieras algo que estuviera bien, tenía una repercusión”. Una repercusión que alcanzó de lleno a nuestro protagonista.
Julio Iglesias se presentó al Festival de Benidorm “como si fuera un estudiante de Oxford”, recuerda Miguel de los Santos: traje impecable, camisa de seda y corbata, todo ello acompañado de su estilizada figura. “Algo que no se había visto hasta entonces en lo que se conocía como la música pop o ligera”, añade el periodista.
Gwendolyne: una historia de amor que le catapultó
“Julio Iglesias estuvo en Inglaterra estudiando inglés y allí conoció a una chica y le dedicó la canción Gwendolyne”, cuenta la periodista María Eugenia Yagüe. Sin embargo, esta historia de amor terminó por diluirse. La distancia y el ansia de gloria y fama del cantante hicieron que sus caminos se separaran.
Pero la historia con Gwendolyne no acabó ahí: esta canción le abrió las puertas de Europa gracias al Festival de Eurovisión de 1970. “Lo de Eurovisión le vino muy bien porque le dio una imagen”, explica Fernando Salaverri, productor musical. Un éxito que se vendió a la perfección y que le hizo número uno en las listas durante bastante tiempo.
Un canto a Galicia
El cantante continuó componiendo canciones y decidió componerle a su padre, de origen gallego, el que luego se convirtió en uno de sus temas más queridos por los fans. “Cantó en gallego por su padre. Era algo que le había prometido y se lo debía”, explica Rafael Revert.
Pepe Sánchez, batería de Julio Iglesias, recuerda que compusieron esta canción en los estudios Columbia: “él quería que se recordasen los panderos que hay en Galicia”. Y así, contra todo pronóstico, en 1972 sonó su voz en gallego en las radios de media Europa.
Todos estos primeros temas fueron el pilar de una exitosa carrera que dura décadas. Y es que, con tan solo un puñado de canciones, consiguió convertirse en toda una estrella.
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