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¡Ya han llegado las torrijas! La Semana Santa es la época por excelencia de este delicioso postre que se puede preparar para todos los gustos: de leche, de miel, de vino… Pero unas de las que más solera tienen son las de la taberna Antonio Sánchez, un local que lleva funcionando desde 1787 y que se ha convertido en la taberna más antigua de Madrid. Todo un referente histórico de la capital.

Situada en la calle Mesón de Paredes, número 13, de Madrid, este local con más de doscientos años de antigüedad nos transporta inmediatamente al siglo XIX gracias a su espectacular y cuidada decoración. Un espacio con categoría de museo en el que sus paredes están cargadas de historia. En ellas podemos encontrar desde frescos de toreros y picadores a un carboncillo de Antonio Sánchez hijo pintado por Zuloaga.

Y es que el pintor Ignacio Zuloaga era íntimo amigo de Antonio Sánchez. “Incluso llegó a ser discípulo de Zuloaga. Poco aventajado, pero su discípulo al fin y al cabo”, nos cuenta Óscar Priego, propietario del local. Debido a eso, el pintor llevó a cabo varias exposiciones en la taberna. De hecho, una chapa recuerda a los clientes que en este lugar Zuloaga realizó su última exposición.

Por la taberna han pasado muchos e importantes personajes: “pintores, toreros, gente como Cosío o Antonio Díaz-Cañabate, que escribió un libro sobre la taberna”, explica Óscar. Zuloaga fue uno de los grandes asiduos, como también lo fue Gloria Fuertes años más tarde. “Le encantaba sentarse en la misma mesa y pedir un vaso de vino con pan”, nos descubre Óscar. “Se sentaba con sus cuartillas y escribía sus poemas mientras mojaba el pan en el vino”.

Pero si por algo es conocida la taberna Antonio Sánchez es por sus torrijas, que sirven durante todo el año. Estas torrijas llevan sirviéndose desde hace más de cien años y el propio rey Alfonso XIII era muy adicto a ellas. “Se servían a palacio con mucha asiduidad para desayunar”.

Son tan populares las torrijas de Antonio Sánchez que la expresión “Vaya torrija llevas” se supone que se creó aquí: “el marido se iba a buscar torrijas y volvía después de tres horas, con una torrija y después de haber bebido dos litros de vino, por lo que iba dando tumbos”, explica el propietario.

Además de en torrijas, en esta taberna están especializados en comida tradicional española, como rabo de toro, callos o caracoles, aunque también tienen una cocina más vanguardista.