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Como ocurre con frecuencia con los yacimientos prehistóricos, el descubrimiento de Atapuerca se debió al azar. En este caso, los yacimientos de la trinchera no se hubieran encontrado de no haber sido por una gran obra de construcción de una línea de ferrocarril en el siglo XIX. Gracias a esta obra, hoy en día tenemos la suerte de poder tener acceso a estas cuevas que esconden prácticamente toda nuestra historia.

El codirector de las excavaciones de Atapuerca y arqueólogo, Eudald Carbonell, nos muestra estas excavaciones y explica cómo podemos leer el paso de los años en ellas, gracias al efecto “container”.