Semana de indignación y protestas vecinales por las denominadas 'cocinas fantasmas'. Se trata de un nuevo modelo de negocio que, en apenas 20 metros cuadrados, produce comida rápida para ser distribuida a través de decenas de repartidores al día.
El reparto de comida a domicilio ha aumentado más de un 70% por la pandemia, pero el problema es lo que esta actividad trae consigo. Lo que para unos es una oportunidad de negocio, para otros se ha convertido en una auténtica pesadilla.
Hemos acudido a los distritos Chamartín, Tetuán y Arganzuela, donde se está produciendo una gran concentración de 'cocinas fantasmas'. Los vecinos están indignados por las molestias y perjuicios para la salud que estos negocios les ocasionan.
En ‘La Redacción’ hemos escuchado la denuncia de Noelia Cabezas. Las cuatro chimeneas de un local que acoge cocinas fantasmas dan directamente al patio de infantil del colegio Miguel de Unamuno (Arganzuela) al que acude su hijo.
Los padres del centro reclaman entornos escolares saludables, seguros y pacificados. "Lo que están haciendo al barrio y a nuestros hijos, en particular, es un atropello", ha asegurado.
"Cumplimos con la normativa"
En el lado opuesto, Juan Beltrán, propietario de uno de estos establecimientos en Tetuán, ha expresado en el programa que "es como una cocina normal y corriente de cualquier bar con todos los equipamientos necesarios".
Su cocina tiene 15 metros cuadrados. "Nosotros tenemos solo una chimenea que engloba las siete campanas del reciento", ha comentado.
"Cuando cocinamos, lo que se suelta es vapor de agua a través de la campana. No cocinamos cosas raras, cocinamos comida como en cualquier otro sitio", ha dicho.