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Fulgencio Fernández tiene 53 años y trabajaba de camarero. Llevaba una vida normal con un sueldo de 1600 euros, hasta que en marzo el covid arrasó con todo. “A mi el covid me ha destrozado la vida. De tener una vida normal, con un sueldo y vivir tranquilo con mi mujer y mi niña de dos años a tener que ponerme en las colas del hambre”, nos ha contado emocionado.

Fulgencio cobra 700 euros de ERTE y más de 600 los tiene que destinar a la vivienda y si a eso le sumamos la luz, “no me queda nada para comer”, dice destrozado.

"Me he acostado muchas noches durante estos meses sin cenar, para que mi hija y mi mujer coma" confiesa Fulgencio y es que únicamente cuenta con la ayuda de Cáritas.

Ahora, su jefe quiere abrir el bar en el que trabajaba en la Plaza Mayor pero no podrá cobrar más de lo que cobra en el ERTE porque el propietario no puede "pagar más". Fulgencio se está acercando estos días al bar a limpiar pero "tengo que ir y volver andando porque no tengo ni para el autobús".

A su dramática situación hay que añadirle que su mujer tiene un 65% de minusvalía lo que la imposibilita poder trabajar.

Fulgencio sólo pide poder trabajar y así poder volver a vivir con normalidad.