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Omar despierta en la cabaña en la que buscó refugio durante su huída. Dolorido y sangrando por un fuerte golpe en la nuca, observa que sus manos están liberadas de las esposas. Buena noticia, pero por poco tiempo... descubre que tiene adherido a su cuerpo un cinturón de explosivos.

Desesperado, se dispone a a cortar los cables cuando de repente recibe una llamada al móvil que le quitó al conductor de la furgoneta: la voz le dice que es el único que puede ayudarlo. Omar no confía y cuelga, pero la llamada está siendo rastreada...